miércoles, agosto 28, 2013

EL HIRIENTE ESCÁNDALO DEL ODIO

Parece cuento, pero no siempre es fácil reconocer a los integrantes de la raza humana. A veces nos encontramos frente a oleadas de puro salvajismo, que exceden ampliamente el territorio de lo que llamaríamos, lo humano.
  
Algo así sucede en este interminable tiempo K. Un tiempo con tan poco de humano, que termina siendo parecido al de aquellas invasiones bárbaras que cuenta la historia. En este sentido, todos recordamos, de qué manera mandaba Néstor. Lo suyo eran amenazas, venganzas y alaridos, dirigidos a propios y ajenos, en medio de la furibunda demasía que lo caracterizaba. Cris no solo continuó, sino que agravó hasta el límite, esta manera desastrada de entender el poder.
  
Siguiendo su ejemplo, los que están por debajo, no quieren ser menos y de alguna rara manera, compiten a ver quien es más bestia que quién. El grotesco conjunto insiste en ser llamado con el curioso nombre de: “el modelo”.
  
Hoy sucede en el país, como si el entramado de la convivencia social, ese espacio en el que debería tener lugar la concordia, de repente se hubiese desvanecido y otro mundo, enteramente ruin, lo ocupara en su totalidad. Quizá y como observamos en el teatro de Shakespeare, en apenas un instante, la vida común y corriente de una comunidad, se retrae hasta casi desaparecer, y en su lugar, en una especie de alianza diabólica, se aglutinan las menos dignas de las pasiones humanas. El resultado esperado de esa tempestad brutal, no podrá ser otro que la tragedia.
  
En estos días y a propósito de la muerte del General Videla, hemos sido testigos de la sobreactuación de ese odio, llevada casi, hasta la repugnancia.
  
Los que por diversas razones, hemos sido críticos de ese gobierno del Proceso, y lo señalamos cuanto pudimos y desde sus inicios, de todos modos no podemos convalidar este macabro festival, que no es otra cosa que la expresión del resentimiento, la mentira y de las fábulas con las que procuran nutrir a la sociedad.
  
No fueron pocos los medios enrolados en el coro de agravios a Videla que alcanzaron aún, a su familia. Si se quiere, era una operación sencilla, sin riesgos, y sobre todo “políticamente correcta”, pero que se contrapone dramáticamente, con las alabanzas que leíamos, allá por los setenta, en esos mismos diarios.
  
Y aunque todos sabemos que la historia de la traición y de los saltimbanquis de las convicciones, no es nueva, el cinismo alcanzado por los pobladores del modelo y ciertos cómplices mediáticos verdaderamente asusta.
  
Pasados unos días, van tomando forma, ciertas sospechas de que Videla, en el mejor de los casos murió como consecuencia del delito de abandono de persona. Circunstancia que tampoco es nueva y por lo cual, hace tiempo escribimos acerca del plan sistemático de exterminio de los presos políticos, implementado desde el kirchnerismo. Un plan sin derechos humanos, que involucra a hombres de más de ochenta años, que culpables o no, en su mayoría están enfermos y sin asistencia médica adecuada, que van siendo juzgados no sabemos ya cuantas veces, en tribunales que no pasan de parodias vergonzantes, valiéndose de leyes penales retroactivas, encerrados en condiciones subhumanas y como consecuencia del cual ya hay cerca de doscientos muertos.
  
Hace más de cuarenta años, en el Vº congreso del PRT los participantes anunciaron la creación del ERP, con el propósito de: “desarrollar la guerra revolucionaria atentos al modelo vietnamita”.Pues bien, resulta que para los que en definitiva iniciaron esa guerra y la ejecutaron de acuerdo a las reglas del terrorismo, para esos culpables de muertes atroces, no hay juicios, ni castigos, solo puestos en el estado, honores y dólares. Como a propósito para nosotros, escribía Paulo VI que no debía continuar: “el escándalo de las inequidades hirientes”. Y es cierto, no deberíamos tolerar que continúe el hiriente escándalo K.
  
Aún en medio del enseñamiento y de las circunstancias oscuras que rodean esta —y otras muchas muertes semejantes de presos políticos— aún en este momento de tanto dolor, la familia de Videla solo pidió por la reconciliación nacional. El testimonio de caridad ofrecido, invita necesariamente a la reflexión, porque si la opción, continua siendo vivir encadenados al odio, haremos de nuestra Argentina, menos un país, que una tierra baldía.
  
Miguel De Lorenzo
Revista Cabildo.

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