miércoles, diciembre 05, 2012

Carta de lectores. LA NACION. 05/12/12


DOCTOR JAIME SMART

Este país da para todo. Mi padre, Jaime Smart, como juez de la Cámara Federal en lo Penal, fue uno de los responsables de proporcionarles un juicio justo a los terroristas entre 1971 y 1973, función en la cual se jugó la vida. Posteriormente, luego del asesinato del juez Quiroga y el fallido intento contra el juez Munilla Lacasa, tuvo que exiliarse. Pero a los ojos de los jóvenes fiscales federales de La Plata, Hernán Schapiro y Gerardo Fernández, en 1976 mi padre, dejando de lado sus principios y creencias, se dedicó a torturar y matar. De ser un honorable juez respetuoso de los derechos humanos de quienes debía juzgar, pasó a ser asesino... ¡Increíble cómo cambia la gente!
Y esos brillantes fiscales, para lograr que se lo condene a prisión perpetua, alegan que él fue el responsable del accionar antiterrorista del general Camps. Pretender que un civil pueda haber sido jefe de un general en aquel gobierno militar solamente puede ser esgrimido como cierto en un país con una justicia enferma, tendenciosa y movida solamente por un desmedido afán de venganza... o tal vez también económico, ya que poco a poco la sociedad comienza a vislumbrar que estos "juicios", en los que el prevaricato es la norma, no sólo se mueven por ideología o rencor, sino que por debajo subyacen fastuosos subsidios que reciben las llamadas "organizaciones de derechos humanos", así como jóvenes abogados y fiscales con ganas de ser jueces.
Agustín Smart
DNI 17.200.703

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